Yo quiero saber
de dónde vienen los gritos.
Si salen de un agujero
negro, húmedo y
Salado.
Si los provocan niños
o cualquier lamento
sagrado.
Es preciso saber
de dónde vienen los gritos.
Si aprieto el páncreas
y su verdad se delata.
Si arrugo los dientes
y la lengua engorda.
¿Cómo saber?,
oh dios de los gritos,
¿Cómo logras tu cometido?
He de gritar sin preguntarme,
he de morir sin saberlo.
Y así, todavía me pregunto
De dónde sale ese niño
que cojeando ya rodea
la esquina de mi barullo.